lunes, 4 de junio de 2012

Las cosas del gimnasio

Normamente en los gimnasios el número de chicos es superior al de chicas.Es cuestión de observar,simplemente.También son menos las chicas que hacen máquinas, se decantan más por las actividades grupales.
Yo soy una de las del primer grupo, no porque no me gusten las actividades,sino por necesidad, porque, como ya he comentado anteriormente, tengo una birria de piernas y para que se pongan decentes para el verano,tengo que darles algo de caña.
La cuestión es que yo desde que me apunté al gimnasio de este pueblo, voy a mi bola.Bien porque no conozco a nadie o bien porque mientras corro en la cinta me sirve para desconectar o pensar en lo que voy a planificar al día siguiente.
Esto no quiere decir que no sepa lo que allí se cuece,porque no sé si lo he dicho alguna vez, pero soy bastante observadora y me doy cuenta de detalles que para otros,a lo mejor, pasan desapercibidos.
El caso es que hace unas semanas me fijé en el comportamiento de un chico.Este chico es alto, delgado, muy moreno de piel y con unas gafas con bastante graduación.Al principio pensé que era tímido, pero días después intuí que algo le pasaba, que tenía que tomar medicación porque hacía cosas que no eran normales.
"Intentaba" hablar con una chica de allí.Digo intentaba porque ella pasaba de él.
Un día después me dí cuenta que no era coherente lo que hacía, si ella corría en la cinta se dedicaba a dar vueltas alrededor del altillo donde están situados estos aparatos, supongo que para llamar su atención.
Cuando ella estaba en una parte del gimnasio,él siempre rondaba esos aparatos y si podía le preguntaba cuanto le quedaba para acabar.
Esto puede considerarse normal si suponemos que al muchacho le gusta la chica y quiere ligársela,pero ya lo que vi después no me gustó nada.Hubo un día que se le quedó mirando con la mirada clavada o fija durante 12 segundos (es que los conté y tó). Eso me dio que pensar.
Uno de esos días estaba yo sentada en un aparato al lado de la muchacha y vino él.Le preguntó si le dejaba y ella le dijo: ¡Ya te he dejao en el anterior, cuando acabe vuelves! Se volvió hacia mí,suspiró y dijo puff no puedo más.Creo que me voy a borrar del gimnasio.No puedo con esta clase de pesados.Le dije que hablara con el dueño para que le diera un toque, pero me confesó que no se sentía agusto,que se sentía observada y que ya no iba tranquila.
No la he vuelto a ver, supongo que habrá cambiado de gimnasio, ya que hay otro en el pueblo.
¿Pero sabéis qué? Que ahora el problema lo tengo yo.Ahora sé como se sentía la muchacha.Acosada.
Todo comenzó  hace dos semanas, cuando estaba en la cinta, noté que miraba demasiado.Cuando me fui a los aparatos empezó a hacer lo mismo que le hacía a ella, siempre acababa al lado o cerca de donde yo estaba en ese momento.Hasta que la gota que colmó el vaso llegó la semana pasada.El martes estaba yo en un aparato donde empujas con los pies hacia adelante y hacia atrás.Ese día hacía un calor horrible.De pronto lo veo que viene, se coloca al lado del aparato y empieza a secarse el sudor mirándose en la columna de mi aparato que refleja como un espejo.Yo miraba al frente como si no lo viera, al minuto me dice : ¡¡vaya calor que hace!!.Lo ignoro y sigue hablando.Harta me vuelvo y le digo ¿Me hablas a mí? dice sí que hace calor y digo Ah.Se va.Vuelve al minuto y dice: ¿Me puedes dejar que me queda una? Cojo mi toalla y me voy a la esquina opuesta, a otro aparato.Llevo dos series y vuelve a venir, me vuelve a decir¿ me dejas? Yo ya más cabreada que un chino le digo ¿con lo grande que es el gimnasio y la cantidad de aparatos que hay has decidido hacer los mismos aparatos que yo hoy y al mismo tiempo? Pues en este voy a acabar.Al segundo lo tenía de nuevo allí así que cogí de nuevo mi toalla y me fuí al primer aparato nombrado.El colmo fue que estoy yo acabando y se coloca en perpendicular a mi aparato,apoyado en el otro de al lado y se me queda mirando fijamente, 10 segundos conté y tuve que levantarme porque ya me estaba desesperando.
Al día siguiente al salir de bodypump a las 9 de la noche lo vi por la calle, quise pensar que era casualidad y que íbamos para la misma dirección, crucé la calle y me hice la remolona, él siguió andando pero no paraba de mirar para atrás...cuando ya lo perdí de vista me fuí al portal,porque sólo me quedaba que supiera donde vivo.
Al día siguiente hablé con la monitora de bodypump.Me dijo que no estaba bien, que lo conocía porque era del pueblo pero que era inofensivo.
Me queda un mes aquí, no sé si pasar o hablar con el dueño.Me jode porque yo voy allí a hacer deporte, voy a mi bola y paso de todo.Pero sinceramente no estoy agusto sintiéndome observada.Le he tomao manía.
¿Que haríais vosotras? ¿Me pongo borde? ¿Le digo directamente que me deje en paz?
Nunca me había pasao esto la verdad.






2 comentarios:

Esther dijo...

Menuda situación la verdad.. muy incómoda. Pero aunque sea inofensivo los del gimnasio deberían de llamarle la atención, y si tiene problemas sociales tendrá que resolverlos y no que se aguanten los demás.
¿es gimnasio publico o privado? porque siendo privado no entiendo que no le echen o le llamen la atención, ya que es conocido en el pueblo.

Lourdes dijo...

Ofú, qué mal rollo. Y cuando le da a un pesao de estos por dar por saco, no veas...
Digo yo que si lo dices a los del gimnasio, igual le comentan algo, porque así es que no se puede...

Besos!