Como mi concentración es nula y asimilar los dichosos temas requiere paciencia que mejor lugar para ello que la biblioteca. Es la época de exámenes, por lo que la pobre se llena de gente variopinta que hoy me he dedicado a analizar.
Está el típico que llega, suelta sus apuntes, se sale a fumarse el cigarro, el café.. el aperitivo y a las 2 horas entra lee un folio.. recoge sus apuntes y se marcha orgulloso de haber aprovechado el tiempo.
Los más alborotadores son los chavales que están a punto de hacer la selectividad, cogen una materia, la ojean, cambian a otra.. le dicen algo al de al lado.. a la de la otra mesa..
Luego tenemos al opositor a bombero, policía o guardia civil.. hacen su entrada triunfal como si de un pase de modelos se tratara, van a la última, con sus chanclas de playa y ropa de marca pero a la última.. traen el libro de leyes, el de test psicotécnicos, el temario.. se agolpan todos juntos en la misma mesa y tras reirse un rato acaban leyendo el marca.
Luego está la niña guapa que en vez de estudiar parece que va a salir un sábado y lo peor de todo es que viene con zapatos de tacón que hacen un ruido impresionante.. desconcertando a toda la biblioteca y consiguiendo que le dedique la peor de mis miradas..
Bueno lo mejor es cuando algún despistado olvida desconectar el sonido de su móvil y Carlos baute suena en todo su explendor.. ¡Qué espabilados!
he llegado a la siguiente conclusión: ¡soy la única que voy a la biblioteca a estudiar!
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