miércoles, 19 de septiembre de 2012

Un viaje emocionante.Día 2

Tras pasar unos estrictos controles de seguridad estábamos en el aeropuerto de Narita.

Allí cambiamos los euros en Yenes.Fue extraño dar tanto dinero y recibir tan pocos billetes.
Buscamos la oficina de información para que nos indicaran donde coger el tren para llegar a Tokio.
Todo a mi alrededor me parecía increible, el avance en tecnología era espectacular. 
Había máquinas de todo.Yo fotografiaba todo lo que se encontraba a mi alcance.


 Fui al baño.El water tenía muchos botones,tardé unos minutos en descubrir donde estaba la cisterna.Uno de ellos echaba aire caliente, otro un chorro hacia arriba que, si me descuido, acabo empapada, con otro sonaba una música relajante.¡¡¡Este cacharro era la mar de entretenido!!!
Tras conseguir nuestro mapa en información tomamos rumbo a nuestro hotel.
Al salir de la estación unas empinadas escaleras desafiaban nuestra fuerza.Ya en la salida, un calor apabullante nos recibía con los brazos abiertos.

Pensábamos que era fácil, sólo había que buscar un edificio con ladrillos rojos. Lo que no esperábamos es que esos edificios abundasen tanto.Según el mapa estábamos cerca.E y yo decidimos adentrarnos en un par de calles, a ver si había suerte.Todas las calles eran similares,con edificios con la misma extructura.Temiendo perdernos y alejarnos del grupo, abortamos nuestra andanza.
Al llegar, los demás estaban rodeados de policías.Un mapa era el centro de atención. No se ponían de acuerdo,señalaban una calle dirección norte, otro señalaba otra.Ante tal panorama, decidimos seguir hacia la calle principal. Tras dar unas cuantas vueltas, al fin encontramos el hostal escondido en una de las callejuelas.
Nuestra habitación era pequeña, pero coqueta.al entrar,como es costumbre allí, tenías que descalzarte.Un pequeño pasillo nos llevaba a la estancia central, un pequeño cuadrado donde se encontraban los futones.El baño estaba dividido en dos, en un lado estaba el water con un pequeño lavabo y en el otro la bañera.



Era la hora de cenar.Nos duchamos y salimos hacia el Templo Sensoji.

Un alboroto de gente ocupaba las calles, miles de japoneses habían tenido la misma idea.
Había un festival de fuegos artificiales y no lo sabíamos.Me sentí como si estuviera en una escena de comic.Las japonesas andaban ergidas luciendo sus preciosos yukatas.A lo lejos el templo iluminado.A los lados, tiendas de recuerdos.

De pronto, miles de colores iluminaban el cielo.Yo sonreía.Sin duda estaba viviendo la escena de comic, que tantas veces había visto, con todo lujo de detalles.



Un sin fin puestos callejeros ofrecían todo tipo de comidas.Nos decidimos por unos pinchitos.Mi hermano se atrevió con una especie de pulpo rebozado.El ambiente era increible, unas enormes piedras hacían de mesa.
Estos buscaban unas guapas japonesas para hacerse una foto.No se atrevían con ninguna.Al fin encontraron a unas.Era curioso ver como se separaban entre ellas para no tener contacto físico.Tras una sonrisa y los dedos formando una V, consiguieron la foto que tanto deseaban. 
Era tarde y el cansacio pesaba.Decidimos alejarnos de la muchedumbre.Ya era hora de darle las buenas noches a Tokio.



2 comentarios:

Lourdes dijo...

Es verdad, que a los japoneses no les mola el contacto físico...
Uff, qué mal lo pasaría yo allí, con lo que a mí me gusta tocar, abrazar, chinchar...
:)


Besos!

Elena dijo...

Qué punto lo del váter, no? Y qué bien que os encontrárais con la sorpresa de los fuegos :)