miércoles, 4 de marzo de 2015

Todo llega y todo se acaba.

Pues eso, que todo llega y todo se acaba. Hace 6 meses estaba encantada porque había vuelto a trabajar en un cole, pero como todo tiene su final, dentro de una semana acaba mi sustitución.
Y yo llevo un tiempo haciéndome a la idea. Porque sólo una persona que pasa tantas horas con un grupo de niños sabe el vínculo que se forma con ellos, los sentimientos que aparecen y el vacío que te queda cuando dejas de verlos.

Todo depende del centro, del tiempo que estés allí y de cómo sean tus compañeros.
Y este cole tiene todo lo bueno que se puede tener, los niños son buenos, estudian y hacen caso.Y de los maestros que voy a decir, la mayoría con esa gracia gaditana que los caracteriza, que hacen que te tengas que reir todas las mañanas o en cualquier momento, cuando te cruzas con ellos en el pasillo.

Lo peor es volver a empezar, sin saber dónde, de que provincia te van a llamar y para cuánto tiempo va a ser.

 Así es la vida del interino, siempre de aquí para allá, pero los recuerdos y las vivencias que te deja este trabajo, no te los quita nadie, por más tiempo que pase.